Vivía en la más absoluta pobreza, en una habitación llena de ceniceros usados y basura y su actual pareja le había contagiado el virus VIH. Meses más tarde se separaba de él para intentar alejarse de las drogas, por desgracia no lo consiguió. Tampoco su niñez había sido feliz, el alcoholismo y los abusos sexuales habían marcado una vida destinada a un dramático final.